También conocido como el capítulo en el que Tsukishima le puso el pecho a las balas (o a los remates asesinos de Ushiwaka) y se convirtió en un héroe.
Hay dos cosas que Haikyuu sabe hacer muy bien. La primera es llenarte de emoción cada vez que esos pibes ponen un pie en la cancha, la segunda es tomarse la molestia de darle su momento a cada uno de sus personajes, incluso a esos que probablemente consideras insignificantes. No puedo pensar en alguno que no haya tenido ese momento que te haya hecho querer gritar de emoción o derramar lagrimas porque loco, lo hizo, finalmente lo hizo (quiero dedicarle esto a Yamaguchi pero le aplica a todos, por suerte) y si todavía no lo tuvo probablemente lo va a tener. Si hasta a veces nos dan esos momentos con los rivales, ¿cómo no va a pasar con los muchachos del equipo protagonista?
Hoy le tocó Tsukishima. Hoy, finalmente, llegamos a ese momento que estuvo asándose a fuego lento, no solo desde de que empezó el capítulo, sino desde la temporada pasada. Tsukishima Kei, ese pibe ortiva y mala onda incapaz de relacionarse bien con los demás y de comprender lo importante que es el trabajo en equipo realizó una jugada que no solo cambió el rumbo de un partido decisivo sino que también lo cambió a él.
Desde el arco del campamento empieza a ser más que el opuesto de Hinata, se nos muestra su pasado y la razón por la que todo parece importarle muy poco (suena como tu típico personaje angsty de shonen de pelea, y sí, esto es un anime ¿qué más esperabas?) y las cosas empiezan a cobrar sentido. Su mentalidad de "¿para qué me voy a esforzar si siempre va a haber gente mejor que yo?" se ve justificada y en parte es realista, al fin y al cabo no todos son estrellas, no todos son ganadores y es casi imposible competir con gente que no solo tiene más habilidad sino que le dedicó más tiempo al deporte.
Palabra clave: casi imposible.
Es cierto, no se puede recuperar el tiempo perdido, no podés adquirir la habilidad de alguien que se pasó toda una vida entrenando más duro que vos y sin embargo el verdadero obstáculo es descubrir que nada de eso importa, que lo único que te detiene de seguir avanzando (de seguir creciendo, de seguir mejorando) sos vos. A Oikawa le tomó todo el secundario entender eso. A Tsukishima también le costó lo suyo, su mejor amigo tuvo que gritarle (una de las mejores escenas) y unos pibes de equipos contrarios tuvieron que darle discursos motivadores del tipo "eh amigo date cuenta que es genial cuando les rompés el orto a los demás" pero lo logró, entendió el mensaje. Jugar es divertido y ganar aún más.
Porque todos juegan para tener ese momento. Yamaguchi se la pasa entrenando para hacer un saque por partido, porque ese es su momento. Sugawara hace lo mismo. Existen personas más habilidosas ahí afuera pero eso no importa, lo que importa es alargar el partido lo suficiente para tener la posibilidad de tener ese momento. Tsukishima no lo entendía, por supuesto que no lo entendía. Pero hoy lo entiende, finalmente lo entiende.
Además la forma en que armaron el capítulo fue impecable, la música, todo. Hacía varios capítulos que nos daban pequeños guiños de como Tsukishima estaba cambiando, como cada vez se interesaba más por el partido, por ganar. En el capítulo de hoy todo eso se intensificó y llegó al clímax.
La música para. Tsukishima habla en voz en off. Finalmente se da la ocasión que él estaba buscando. Y lo hace. Lo hace. Y todos quedamos en shock por un segundo, la calma antes de la tormenta, el momento de silencio total antes de la gran explosión y entonces... explota.
No quiero dar muchos spoilers, solo me quería sacar algunas cosas del pecho. Qué dibujito del bien es Haikyuu!!
Deberían verlo.
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